La otra mañana una hormiga correteaba por mi pierna
Trataba de esconderse de un abejorro
Corría y corría resbalando hacia abajo
volviendo de nuevo a su punto de partida
Un colibrí que vio el peligro, se lanzó contra el abejorro
El abejorro a punto de sucumbir movía sus alas con histrionismo
Pero una paloma que advirtió su pena se lanzó contra el colibrí
El colibrí perdió el equilibrio
arrastrando con él al abejorro
que chocó contra mi pierna
sucumbiendo a las vías del tren
Sóla permaneció la hormiga en mi pierna
haciéndome las mismas cosquillas de antes
El tren llegó,
pero permanecí sentada
Helarte de Hilar Fino
Este no es un blog sencillo... no es un blog ordinario, ni al uso... es una reunión de ideas...de pensamientos....de sensaciones que explotan en la garganta.
martes, 12 de mayo de 2015
martes, 5 de mayo de 2015
Un suspirito
Un suspirito me espera en el río
y espera saltando de flor en flor
Salpica mi cara haciendo cosquillas
Es un dulce suspiro de amor
Lo cojo suavemente con las manos
meciéndolo hasta mi corazón
Y en la comisura de tus labios
poso suavemente mi suspirito de amor
y espera saltando de flor en flor
Salpica mi cara haciendo cosquillas
Es un dulce suspiro de amor
Lo cojo suavemente con las manos
meciéndolo hasta mi corazón
Y en la comisura de tus labios
poso suavemente mi suspirito de amor
lunes, 4 de mayo de 2015
Los ojos de Kumari
Al despertar esa mañana Kumari no vio a nadie alrededor de su cama:
-¡Qué raro!, pensó:
-¿Dónde se habrán metido todos?.
Apenas sus ojos la permitían ver a más de 30 centímetros de distancia, pero intuía entre las sombras pues lo había aprendido desde los 5 años, cuando empezó a perder la visión de sus ojos.
Sus manos y su fiel amiga Indra eran su única ayuda en las duras tareas diarias.
Una vez se hubo incorporado, intuyó que algo no iba bien, la tranquilidad que siempre la acompañaba, la había abandonado aquella calurosa mañana de Septiembre.
Tampoco oía las habituales voces matutinas de Thamel: el bullicio y el gentío que fluían a borbotones desde primera hora de la mañana en el mercado de frutas. Hoy todas aquellas voces diferentes habían enmudecido.
Kumari se acercó a la ventana y grácilmente, cómo había aprendido a hacer, subió la persiana anudando la cuerda en una fuerte lazada.
Giró el picaporte de la ventana apoderándose de ella el más absoluto silencio que jamás había experimentado.
Las nebulosas formas acompañadas de movimiento que eran tan habituales a sus ojos, hoy....habían desaparecido.
Su corazón palpitaba con fuerza, haciéndose sentir en su cabeza.
Indra permanecía a su lado, inmóvil mientras gimoteaba sin cesar.
De repente, alguién tocó con los nudillos a la puerta dando tres sonoros golpes.
Kumari se dirigió hacia allí. Indra la seguía casi pegada a sus piernas:
-¿Quién es?, preguntó con la voz temblorosa.
Pero nadie respondía al otro lado.
-Hola, ¿quién es?
-¡Soy Manoj, Kumari, abre la puerta!.
Al reconocer la voz de su amigo, abrió rápidamente la puerta y este cerrando inmediatamente tras de sí, cogió de la mano a su amiga y la llevó hasta el baño. Indra permaneceía con ellos.
-Manoj, ¿qué haces?, ¿qué está pasando?, ¿quieres decirme que estás haciendo?
-¡Qué raro!, pensó:
-¿Dónde se habrán metido todos?.
Apenas sus ojos la permitían ver a más de 30 centímetros de distancia, pero intuía entre las sombras pues lo había aprendido desde los 5 años, cuando empezó a perder la visión de sus ojos.
Sus manos y su fiel amiga Indra eran su única ayuda en las duras tareas diarias.
Una vez se hubo incorporado, intuyó que algo no iba bien, la tranquilidad que siempre la acompañaba, la había abandonado aquella calurosa mañana de Septiembre.
Tampoco oía las habituales voces matutinas de Thamel: el bullicio y el gentío que fluían a borbotones desde primera hora de la mañana en el mercado de frutas. Hoy todas aquellas voces diferentes habían enmudecido.
Kumari se acercó a la ventana y grácilmente, cómo había aprendido a hacer, subió la persiana anudando la cuerda en una fuerte lazada.
Giró el picaporte de la ventana apoderándose de ella el más absoluto silencio que jamás había experimentado.
Las nebulosas formas acompañadas de movimiento que eran tan habituales a sus ojos, hoy....habían desaparecido.
Su corazón palpitaba con fuerza, haciéndose sentir en su cabeza.
Indra permanecía a su lado, inmóvil mientras gimoteaba sin cesar.
De repente, alguién tocó con los nudillos a la puerta dando tres sonoros golpes.
Kumari se dirigió hacia allí. Indra la seguía casi pegada a sus piernas:
-¿Quién es?, preguntó con la voz temblorosa.
Pero nadie respondía al otro lado.
-Hola, ¿quién es?
-¡Soy Manoj, Kumari, abre la puerta!.
Al reconocer la voz de su amigo, abrió rápidamente la puerta y este cerrando inmediatamente tras de sí, cogió de la mano a su amiga y la llevó hasta el baño. Indra permaneceía con ellos.
-Manoj, ¿qué haces?, ¿qué está pasando?, ¿quieres decirme que estás haciendo?
domingo, 3 de mayo de 2015
Las horas nebulosas
Cuando yo nací, mi madre no tenía un arrullo para arroparme y se sirvió de lo primero que encontró: la chaqueta verde de la abuela. Así fue cómo la heredé. Y desde aquél día no he dejado de ponérmela siempre que llego a casa.
La abuela era una mujer encantadora, pero mamá siempre la odió, y nunca llegué a comprender el motivo.
Quizás las largas horas de invierno en aquella lóbrega habitación de hostal le habían afectado amargamente.
O tal vez las frías sopas de pan con leche que cada noche se veía obligada a darnos a la hora de la cena, por los grandes apuros económicos que pasamos cuando murió el abuelo, pues consigo se llevó todo el amor que le quedaba a mi madre en su enjuto corazón, dejándonos sólo deudas y desdichas.
A Corina sólo le preocupaba que su marido Cloe estuviese lo suficientemente borracho al llegar a casa cómo para dejarla dormir todo lo plácidamente que el frío invierno le permitía en aquel angosto habitáculo que compartíamos.
Negras luces te anuncian en el horizonte
puedo ver tus garras acercarse y reclamarme a tu lado,
mientras te adueñas de este alma cansada
¡Mi voz no necesita más tu aliento!.
Me absorves lentamente y reclamas
la paz que mis dedos te ofrecen
para convertirla en negrura y en muerte
No necesito verte y quiero tenerte
lejos...
Hoy reniego de ti.
No te conozco
Lejos de mi te visualizo en este instante...
Hay mucho trabajo por hacer...
Aún quedan quimeras en las que cree
¡Hoy, aún disfrazándote te reconocería,
inmundo ser negro y alado,
vete lejos de quién hoy se duele por el dolor
que escupen tus enmohecidos ojos grises!
puedo ver tus garras acercarse y reclamarme a tu lado,
mientras te adueñas de este alma cansada
¡Mi voz no necesita más tu aliento!.
Me absorves lentamente y reclamas
la paz que mis dedos te ofrecen
para convertirla en negrura y en muerte
No necesito verte y quiero tenerte
lejos...
Hoy reniego de ti.
No te conozco
Lejos de mi te visualizo en este instante...
Hay mucho trabajo por hacer...
Aún quedan quimeras en las que cree
¡Hoy, aún disfrazándote te reconocería,
inmundo ser negro y alado,
vete lejos de quién hoy se duele por el dolor
que escupen tus enmohecidos ojos grises!
jueves, 30 de abril de 2015
Una carta de amor nos espera sobre la mesilla
sorbes el aroma de mis dedos sobre el papel
Desabrochas dulcemente el cordón que guardaba mis besos
que en una danza tribal se vanaglorian por tu presencia
Mi silencio sólo lo entiendes cuando me miras
y ves cuanto amor amontonan mis ojos
Me deslizo en la arena sin ton ni son
así es nuestro amor.....sólo cosa de 2
sorbes el aroma de mis dedos sobre el papel
Desabrochas dulcemente el cordón que guardaba mis besos
que en una danza tribal se vanaglorian por tu presencia
Mi silencio sólo lo entiendes cuando me miras
y ves cuanto amor amontonan mis ojos
Me deslizo en la arena sin ton ni son
así es nuestro amor.....sólo cosa de 2
martes, 28 de abril de 2015
Hay un francotirador esperándonos:
Puedo ver su cuerpo posar sobre aquella cima
pero también tras las ruinas del viejo teatro abandonado,
o sobre el nebuloso horizonte
bajo las patas de su yegüa enarbolada
El francotirador, mudo, esquivo y cabizbajo
sujeta firmemente su rifle y jamás cierra los párpados
porque se los arrancó una de sus noches incendiarias
No tiene voz
No tiene alma
es bruma y se evapora
El francotirador es un renglón torcido
tal vez un "punto y final".
Puedo ver su cuerpo posar sobre aquella cima
pero también tras las ruinas del viejo teatro abandonado,
o sobre el nebuloso horizonte
bajo las patas de su yegüa enarbolada
El francotirador, mudo, esquivo y cabizbajo
sujeta firmemente su rifle y jamás cierra los párpados
porque se los arrancó una de sus noches incendiarias
No tiene voz
No tiene alma
es bruma y se evapora
El francotirador es un renglón torcido
tal vez un "punto y final".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)